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Lucas, autor del Evangelio de Jesús, escribió un segundo libro sagrado llamado «Los Hechos de los Apóstoles». El Evangelio de Jesús narra las acciones de Jesús durante su vida terrenal. Este segundo libro sagrado comienza donde termina el primero; relata la labor de los discípulos y apóstoles de Jesús para difundir sus enseñanzas por todo el mundo.
Antes de enviar a sus discípulos a predicar su palabra por todo el mundo, Jesús les infundió el Espíritu Santo para que tuvieran la fuerza necesaria para su obra. Al recibir el Espíritu Santo, comenzaron a predicar en Jerusalén. Muchos creyeron en sus enseñanzas y se convirtieron en discípulos de Jesús. Se produjeron muchos milagros para que la gente creyera en las enseñanzas de los discípulos de Jesús.
A medida que la predicación de Jesús cobraba fuerza en Jerusalén, sus oponentes comenzaron a perseguir a los creyentes. Por ello, sus discípulos se dispersaron más allá de Jerusalén, predicando por toda Judea y Samaria. Esta labor se narra desde el capítulo 1 hasta el capítulo 12. Pedro desempeña un papel fundamental en esta historia.
Más tarde, Dios llamó a otro discípulo llamado Pablo. Antes de que Dios lo llamara, Pablo había estado persiguiendo a los seguidores de Jesús en nombre del judaísmo. Pero Jesús se reveló a Pablo y lo envió como misionero a otras naciones. De esta manera, las enseñanzas de Jesús se extendieron más allá de las fronteras de Israel a otros países, donde vivían otros pueblos.
Pablo llevó a cabo esta obra en muchos lugares, desde Jerusalén hasta Roma. Los judíos lo hicieron sufrir terriblemente, pero no pudieron vencerlo. Predicó en las sinagogas de los judíos y también a los gentiles. El propósito de su obra era dar a conocer a personas de todo el mundo lo que Jesús había hecho por ellos.
A través de todo esto, los creyentes de hoy pueden aprender cómo vivieron los discípulos de Jesús en la tierra. Que su obra nos sirva de modelo. Que Dios nos ayude a obtener sabiduría mediante este libro sagrado. Amén.
